Esas brujas antiguas, de las cuales ya la mayoría murieron de viejas o están superando los 75 años es de las que quiero hablar ahora. Me refiero a lo que la sociedad llama brujas, las “echadoras de cartas”, las “sanadoras” o “sacadoras de empachos/mal de ojo”, todo lo que quedaba bajo el alero de la idea de “bruja”, algunas de esas las vimos aparecer por televisión hace ya algunas décadas, invitadas a dar horóscopos o consejos para “las buenas vibras” en algún matinal.
Hablamos de gente que nunca tomó un curso de tarot o de lectura del café, la mayoría aprendieron de algún escaso libro que llegó a sus manos o porque alguien más les enseñó lo fundamental, quizás por tradición familiar; su conocimiento no tenía nada de académico, imposible pedirles que citaran fuentes de sus ideas, la mayoría eran una mezcla de elementos folclóricos y sus propias ideas al respecto, ajustadas por su experiencia, es decir, lo que hoy se llama gnosis personal no verificada, algo que esencialmente funcionaba bien para ellas, pero solo para ellas.
Muchas eran mujeres comunes, dueñas de casa que no tenían ninguna diferencia con otras excepto que sabían “leer las cartas” o el café, la mayoría, en algún momento de su vida se vieron por algún motivo sin el sustento de un hombre (recordemos que no hablo de gente de esta generación, sino de varias atrás donde el hombre sustentaba y la mujer cuidaba la casa) y debieron echar mano a lo que tenían para poder mantener a sus hijos, así es como llegaron a ofrecer sus servicios espirituales, por un tema de la más radical supervivencia.
Muchas fueron las que intentaron hacerlo y la mayoría fracasaron, debieron buscar otra forma de llevar el pan a la mesa, pocas lograron ser exitosas, una gota de agua en el océano de quienes quisieron lograrlo, este éxito se debió a varios motivos.
Primero, porque tenían el poder de hacerlo, ese poder es algo con que se puede nacer o que se puede cultivar, pero siendo realistas, la mayoría nunca aprendió las técnicas para hacerlo crecer -incluso hoy la mayoría de los ocultistas no sabe cómo se logra- por lo que eso filtró y solo las que tenían un poder fuerte de nacimiento sobrevivieron a la competencia, estamos hablando de “brujas” que podían describir a una persona por la que preguntabas mucho antes que las redes sociales dieran la opción de espiar a la gente y descubrir como se ve ese que siempre le da likes a las fotos de la cliente, esas que en vez de dar ideas genéricas daban información tan precisa que sus clientes se llegaban a asustar, porque nacieron un un poder que les permitía hacer eso. Ah sí, no dejemos pasar la oportunidad para decir que no es algo heredable per se, es decir, si alguien es hijo o nieto de una de esas brujas no significa que necesariamente tendrá los mismos dones, a fin de cuentas, en cada generación se pierde la mitad del vínculo de sangre e incluso así sus vástagos pueden nacer sin nada.
Lo segundo a considerar de estas brujas antiguas es que tenían poca competencia, lo que se traduce en muchos clientes y por lo tanto mucha experiencia práctica que les permitió afinar sus sentidos para dar información cada vez más precisa, esto por una razón simple, para triunfar (es decir, para poder mantener a su familia) debían tener la agenda ocupada todo el día, muchos clientes se vuelven mucha experiencia.
En tercer lugar, una selección darwiniana, cuando interactúas con muchas personas, que llegan además porque sus vidas están en crisis, es evidente que tendrán un fuerte desgaste energético en la lectura y además se expondrán a energías tremendamente inarmónicas (nuevamente, pensemos en épocas antiguas, donde una mujer con un mal marido podía ser usada de saco de boxeo día por medio), aquí entra nuevamente ese poder innato en juego, solo alguien con suficiente poder podía resistir ese nivel de desgaste además de la contaminación subsecuente a las experiencias con que llegaban los clientes, el resto o se retiraban o eran simplemente consumidas hasta el punto de morir por los efectos, los fuertes sobreviven y los débiles son sacados del pozo genético.
Es decir, esas “brujas viejas” ya casi extintas pasaron por un proceso de selección muy fuerte y solo sobrevivieron las más aptas.
Pero ahora pensemos en las brujas del siglo XXI, esas que vemos ofreciendo sus servicios espirituales por redes sociales en pleno 2025.
Ya no están filtradas por el acceso a material, porque en internet se encuentran manuales completos de prácticamente cualquier cosa, una hora de google y tienes múltiples guías de lo que sea, además, muchas han tomado cursos con la esperanza de hacer algo de dinero que les permita llegar a fin de mes, hacen lecturas en sus horas libres de los trabajos formales que cualquiera necesita para sobrevivir.
Entonces, se trata de gente que usualmente recibió una formación express, ya que pocos cursos toman años en formar a alguien y menos aún los tomarían, a fin de cuentas, todos quieren empezar a generar el dinero para ayer, por otro lado, tampoco tienen la certeza de que tengan el poder suficiente para poder resistir el peso de los sufrimientos que enfrentarán con sus clientes ni tienen mucha experiencia, ya que actualmente la oferta es tan masiva que nadie puede llenar agendas para una lectura al día si cobra un monto correcto, por supuesto, los que cobran menos siempre tendrán más gente, pero la relación esfuerzo/ganancia les termina jugando en contra y se desgastan enormemente.
A lo anterior hay que sumar que los cursos express suelen ser dados por personas con experiencia y conocimiento usualmente casi igual de limitados, lo que hace que no sepan cómo enseñar cosas tan simples como el incrementar el poder personal -que no se consigue prendiendo velas a un santo o una diosa- o como evitar contaminación o limpiarse -que al nivel que hablamos no bastará con simplemente un vaso de agua y una vela en la lectura o un baño de despojo al terminar el día-, es decir, en su mayoría son personas ignorantes del manejo de las energías que fueron enseñadas por personas igualmente ignorantes… la receta de una crisis.
Hace algunos años, antes de la pandemia, viendo como empezaba a explotar este mercado en cantidad de oferentes me molesté, hablamos de que había tugurios donde enseñaban a cientos de personas a la vez, muchas de ellas con la esperanza de poder “parar la olla” gracias a su inversión en esos cursos, me molesté porque vi como lo que para mi es importante fue tomado y vendido como cajitas felices de McDonald, por personas con poco o ningún conocimiento, lo que llevó a una nueva fuente de molestia, la abundancia de estafadores que se multiplicaron como hongos luego de la lluvia.
Sobre esto, los estafadores siguen como si nada, alguno que otro ha pasado por la cárcel -oh si, nos enteramos de todo, no olviden que en Chile una vez cerrada la causa judicial se vuelve pública-, pero nada grave, a fin de cuentas, no mueven ninguna energía y suelen ser verdaderos escépticos, así que pocas posibilidades de contaminarse o desgastarse, por otro lado, las ignorantes practicantes de estas artes que se consumen rápidamente producto de su mala formación, lo veo con una filosofía enfocada en el darwinismo, sus conflictos, enfermedades y posibles muertes no harán más que alimentar la idea cierta, ya perdida en la actualidad, de que meterse en estos temas sin saber bien que se hace es peligroso, a fin de cuentas, en 10 años más la mayoría o se habrá retirado en forma definitiva o estarán vistiendo un traje de madera, por lo mismo, excepto contadas excepciones no les ayudo, salvo quizás si vienen por recomendación de alguien que me importe mucho.
Este es el momento de esperar, dejar que Darwin de su premio a los que se sacan solos del pozo genético de la humanidad y en algunos años, cuando ya no esté saturado de novatos arrogantes y estafadores descarados, entonces este ambiente volverá a su orden natural, unos pocos oferentes que den buenos servicios, como lo hacían esas viejas brujas hace varias décadas.

Autor:
Andrés Villavicencio
Practicante de Magia
senderodelamagia.blogspot.com
