El Culto Luciferino en Chile: ¿un paso hacia la pluralidad religiosa o una amenaza a la moral tradicional?

Vivir en una democracia implica, entre muchas cosas, respetar la libertad de decisión y acción de los demás, incluso cuando sus elecciones difieren de las nuestras. Este principio, sin embargo, se pone a prueba cuando ciertas creencias desafían las normas establecidas y la moral tradicional. El reciente intento del culto luciferino de obtener reconocimiento oficial en Chile ha suscitado una mezcla de curiosidad, preocupación y resistencia en varios sectores de la sociedad. ¿Estamos realmente preparados para una pluralidad religiosa completa, o seguiremos cediendo al poder de las instituciones tradicionales?

Contexto del Culto Luciferino en Chile
El culto luciferino, asociado comúnmente con la figura del ángel caído, ha sido históricamente malinterpretado. Para sus seguidores, Lucifer no es el símbolo del mal, sino un ícono de la búsqueda de la iluminación, el conocimiento y la rebeldía contra la opresión divina. En Chile, este movimiento religioso ha existido en las sombras durante años, pero hoy busca emerger a la luz y ser reconocido legalmente como una religión, con los derechos y protecciones que ello conlleva.

Este deseo de reconocimiento es un reflejo de los tiempos que vivimos: una sociedad más abierta y diversa donde las viejas normas se cuestionan y nuevas formas de espiritualidad surgen. Sin embargo, este cambio no ha sido bien recibido por todos, especialmente por aquellos que ven en el culto luciferino una amenaza directa a los valores cristianos que históricamente han dominado en el país.

Reacciones sociales y religiosas
La solicitud de reconocimiento del culto luciferino ha provocado reacciones mixtas. Por un lado, quienes defienden la libertad religiosa y el derecho a la autodeterminación ven este paso como un avance necesario en una sociedad pluralista. Por otro lado, sectores conservadores, especialmente dentro de las comunidades cristianas, han manifestado su preocupación, argumentando que la legalización de este culto podría llevar a una erosión de los valores morales fundamentales que sustentan la sociedad chilena.

Este tipo de oposición no es nuevo. A lo largo de la historia, otras minorías religiosas y filosóficas han enfrentado resistencia similar cuando han intentado ganar aceptación pública. Sin embargo, lo que diferencia al culto luciferino es la carga simbólica que lleva: el temor a lo oscuro, lo desconocido y lo que ha sido etiquetado durante siglos como “malvado”.

El Poder de la Religión Mayoritaria y los Medios de Comunicación
No se puede ignorar el hecho de que la religión mayoritaria en Chile, el cristianismo, sigue teniendo una influencia significativa en la sociedad y, en muchos casos, en la política y los medios de comunicación. Este poder no solo ha moldeado la moral colectiva, sino también las narrativas mediáticas que afectan cómo se perciben ciertos grupos religiosos.

Es posible que, en el caso del culto luciferino, veamos cómo se emplean estrategias comunicacionales para desacreditarlo. En el pasado, acusaciones de sacrificios de animales o humanos se han utilizado para generar miedo y rechazo hacia movimientos religiosos alternativos. Sin embargo, en el “nuevo Chile”, donde estos temas ya no generan el mismo impacto, es probable que veamos un giro hacia tópicos que la sociedad aún considera inaceptables, como la trata de blancas o la explotación infantil.

¿Serán estos los temas que se utilicen para sembrar miedo en la opinión pública?
De ser así, no sería sorprendente ver a los medios nacionales y periodistas indignados exigiendo acciones legales contra el culto, perpetuando un ciclo de censura y rechazo oscurantista que ya hemos visto antes. Después de todo, los inquisidores siguen existiendo y en este caso particular, les viene como anillo al dedo la oportunidad para reforzar sus creencias y muy posiblemente, más de alguno se sienta en la necesidad de dar un golpe mayor bajo la excusa medieval de ser “un guerrero de la luz”. Los mismos que en el pasado creyeron que era apropiado perseguir y torturar a librepensadores, médicos, científicos, homosexuales y todo politeísta que pudieran pillar en aquella delirante y sádica carrera en contra del Maligno llamada Santísima Inquisición.

Durante ese periodo oscuro de la historia, se estima que más de 150,000 personas fueron procesadas por la Inquisición en Europa, de las cuales entre 3,000 y 5,000 fueron ejecutadas públicamente, muchas de ellas mediante métodos brutales como la hoguera. Sin embargo, el verdadero propósito de la Inquisición iba más allá de la “salvación de almas”. La necesidad de obtener poder político y económico a través de la fe, aprovechándose de la ignorancia y el analfabetismo de la época, fue la verdadera motivación detrás de estas atrocidades. En nuestros días, aunque la censura y la persecución religiosa no son tan evidentes, las instituciones religiosas continúan enfrentando desafíos, especialmente tras los numerosos escándalos mundiales que han erosionado su credibilidad y poder.

¿Qué futuro le espera al culto luciferino en Chile?
La respuesta a esta pregunta depende de varios factores, incluyendo la capacidad de sus seguidores para organizarse y presentar su caso de manera efectiva, así como la disposición de la sociedad chilena a aceptar nuevas expresiones de espiritualidad. Si el culto logra el reconocimiento oficial, esto podría marcar un hito en la lucha por la libertad religiosa en el país, y podría abrir la puerta a otras creencias que han permanecido en la periferia durante mucho tiempo.

Sin embargo, si la narrativa negativa que podrían generar los medios y las instituciones religiosas domina el discurso público, es posible que el culto luciferino continúe enfrentando obstáculos significativos en su búsqueda de reconocimiento. En última instancia, el resultado de este proceso será una prueba de fuego para la democracia chilena y su capacidad para realmente acoger la diversidad.

Conclusión: Les invito a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la libertad religiosa y la pluralidad en una sociedad democrática. ¿Estamos dispuestos a aceptar todas las formas de creencia, incluso aquellas que desafían nuestras normas más arraigadas, o seguiremos permitiendo que el poder de las instituciones tradicionales dicten lo que es aceptable? Mientras esperamos el desenlace de este proceso, una cosa es clara: el culto luciferino ha encendido un debate sobre la libertad y los límites de la tolerancia que no desaparecerá pronto.

Firma:
Mario El-Far C.
El Boticario Mágico®
(CRIN Nº2022-S-105)
Gestor, Diseñador & Autor


Atribuciones: 
Imagen de Dominio Público
Título: Fallen Angel | Autor: Alexandre Cabanel
Año: 1847 | Técnica: óleo sobre lienzo
Localización: Museo Fabre, Montpellier, Francia