Martha Iñiguez Moreno
N.E.: “Loucía Ilamacuauhtli”
D.F. México

Como mexicana, al igual que cualquier otra persona que vive en áreas metropolitanas en el mundo, soy una mezcla de razas. Estaría orgullosa de poder hablar de sangre pura en mis venas, pero no es así, soy mestiza, una mestiza cosmopolita que decidió nacer en México, concretamente en la capital.

Mis apellidos no pueden negar mi origen español soy una descendiente de algún Iñigo vascuence o navarro y de algún moro andaluz, levantino o extremeño, que muy probablemente vinieron a México a establecerse en el país del oro y la obsidiana.

Como la mayoría de los mexicanos de mi época, nací en el seno de una familia católica, y como tal tuve que practicar esta religión hasta que mis pasos me llevaron a independizarme económicamente y so pretexto del trabajo y horas extras, pude librarme de las misas dominicales y los ritos adormecedores.

Tengo que hacer todo este preámbulo para que se pueda entender cómo es que llegué a ser temazcalera 😀

Tras vivir una vida agitada, inmersa en el mundo, viajes, estudios, trabajo, unión libre, hijos, matrimonio, descenso a lo profundo de la degradación, divorcio, etc., fue que me acerqué, primero a la religión, en donde me sumergí en el estudio de la biblia católica y posteriormente me moví al cristianismo bautista reformado, en donde, por mi condición de mujer, no podía desenvolverme como una erudita, pues eso no está permitido a las mujeres. Fue así, que por azares del destino llegué a mi primera escuela de estudios mágicos, en donde me encontré con un camino más amplio y en donde podía estudiar profundamente y hacer retórica al respecto.

Creciendo dentro del ámbito Wicca Faery y ecléctica fui descubriendo poco a poco otras ramas de caminos espirituales, ahí, en esa pequeña escuela, de disidentes de los grandes grupos esotéricos que sustentan el “poder” y el “conocimiento único y verdadero” fue que me encontré por primera vez con mis dos grandes amores… el Temazcal y las Runas.

En esta escuela, cuando fui por primera vez a un Temazcal, fue en Yule, ahora les explico el por qué en esta fecha. Como comenté, mi camino en ese entonces era la Wicca Faery ecléctica, los estudios eran mayormente sobre las tradiciones celtas, aunque tenían una especie de sincretismo con otros caminos. Ahora bien, Yule es un ritual en el que se honra el renacimiento del Dios, la Diosa le pare en esta época; el significado de entrar al Temazcal (en general) es entrar al ombligo de la Madre Tierra (Tonantzin Coatlicue), dejar morir dentro aquello que ya no sirve en nuestras vidas y transformarnos a través del Atlachinolli y al final, salir renacidos. Por estas dos razones es que terminamos en un Temazcal un 21 de diciembre en las orillas del asentamiento de Teotihuacan.

Debo hacer la acotación de que nunca se deben mezclar dos o más caminos espirituales, por más que se parezca el sentido de los mismos. Si se trabaja con una cosmogonía celta o nórdica o mexica, se debe trabajar única y exclusivamente con las energías especiales de cada camino, no mezclarlas. En este caso, que les comento, mis maestros mezclaron energías celtas pues hablamos de Cernunnos y Brigith durante el ritual de Yule y cuando entramos al temazcal, se siguió hablando de esas energías, craso error, pues a la gran mayoría de los asistentes no les fue bien. Para mí, que fue mi primera experiencia en el Temazcal, y desconociendo este fundamento, fue inolvidable, porque pude sentir a pesar de todo, la fuerte energía del ombliguito en el que estaba sentada viviendo el fuerte calor.

En fin, después de ese encuentro con esta tradición, fui a un par de temazcales más, antes de conocer a una muy querida amiga nacida y radicada en una ciudad llamada Texcoco (Un lugar lleno de tradición y rodeada de asentamientos arqueológicos aztecas), ella también, en algún momento fue Wicca y ha recorrido muchos caminos, pero, al igual que yo, sintió el llamado de la sangre mexica en sus venas, así que en sus búsquedas se encontró con el Psicólogo Tlahuilcoatl, a través de él, ella comenzó a asistir a ceremonias de temazcal y cuando vio nuestra afinidad, me invitó a participar en estos ritos.

Yo, recordando lo bien que la había pasado en los pocos Temazcales a los que había asistido, con gusto acepté y fue así como comencé este camino, hace ya algunos ayeres. Fue con el Abuelo Tlahuilcoatl (aunque a él no le gusta que le llamen así), que comencé a aprender y reconocer la seriedad y el respeto con que se tienen que llevar a cabo los rituales de Temazcal.

En este camino, largo, por cierto, aprendí las diferentes formas de las ceremonias de Temazcal, también aprendí no solo a prender el sagrado fuego femenino en el Popoxcomitl con el ocotito y el sagrado copal, sino también el uso de las yerbas medicinales mesoamericanas. También a recorrer caminos de terracería, andando y buscando piedras volcánicas para que sean el asentamiento del fuego sagrado de las Abuelitas piedras dentro del ombliguito del Temazcal. Reconocer que buenas maderas se pueden utilizar para prender el fuego masculino de la hoguera en donde se calientan las abuelitas; como formar el símbolo de la Tortuga antes de poner a calentar las piedras. El llamado de los rumbos, el toque de cuerno, los cantos medicinales, etc.

Ha sido un camino de varios años, en donde también he aprendido algunos pasos de la danza azteca, otra ceremonia muy propia de este territorio, es otro camino muy largo y difícil de aprender, pero que también llena de satisfacción, por todo lo que la danza en sí representa.

Sí, nací en el “Ombligo de la Luna”, eso es lo que México significa, y se pronuncia Meshico, en el Náhutal no existe la pronunciación j, y de aquí soy, no importa los apellidos españoles que tenga en mi sangre, soy mexicana y amo mis tradiciones.

Autor:
Loucía Ilamacuauhtli
SS y Gyðja, Temazcalera
https://magia-natural.com/

Loucia Ilamacuauhtli… Una micro autobiografía espiritual by Martha Iñiguez Moreno is licensed under CC BY-NC-ND 4.0