En redes sociales y plataformas como TikTok, nos encontramos con frases y “decretos”, oraciones o hechizos, que prometen todo tipo de resultados, desde atraer el amor hasta generar protección.Estas frases son afirmaciones en tono imperativo que buscan que la voluntad de quien los pronuncia se imponga a las circunstancias. La palabra que se use para nombrarlos dependerá de la impronta de quien los promociona, las personas de perfil más religioso hablarán de oraciones, usualmente mezclando algún santo o figura religiosa preponderante en su contexto, si son místicos con una tendencia a la new age serán decretos, mientras que si buscan una asociación con la brujería los llamarán hechizos.
Uno de los decretos más populares del último tiempo, dice así:
“Cuando de chismes haz de hablar, tu lengua se ha de trabar y si de mi quieres hablar, tu lengua ha de sangrar.”
Aunque muchos interpretan estos decretos como simples juegos, se trata de una estructura con connotaciones más profundas. Este decreto no es un hechizo casual; ES UNA MALDICIÓN en su forma más clara.
Si lo analizamos más detenidamente:
“Cuando de chismes haz de hablar, tu lengua se ha de trabar y si de mi quieres hablar, tu lengua ha de sangrar.”
En este caso, la intención del decreto es explícita: causar daño a aquellos que hablen mal del sujeto. La construcción sintáctica refuerza esta amenaza con dos cláusulas condicionales que establecen una relación directa entre la acción (hablar chismes) y el castigo (trabar y el sangramiento de la lengua).
ANÁLISIS SINTÁCTICO
Las maldiciones son manifestaciones de deseos perjudiciales dirigidos hacia una persona o grupo, con la intención de causar daño o sufrimiento. Analizar la sintaxis de un decreto específico puede ayudar a entender si cumple con las características necesarias para ser considerado una maldición.
Primera cláusula condicional:
- “Cuando de chismes haz de hablar, tu lengua se ha de trabar.” Condición: “Cuando de chismes de hablar” Resultado: “tu lengua se ha de trabar”
 
Segunda cláusula condicional:
- “y si de mi quieres hablar tu lengua ha de sangrar.” Condición: “si de mi quieres hablar” Resultado: “tu lengua ha de sangrar”
 
El uso del futuro (“se ha de trabar” y “ha de sangrar”) implica una acción que ocurrirá como consecuencia de la condición establecida. Esto refuerza la idea de inevitabilidad y destino irrevocable, características comunes en la magia, que busca imponer la voluntad del practicante por encima de las de otras personas que se le puedan oponer, en este caso, esa imposición será mediante medidas punitivas “tu lengua se ha de trabar” o “tu lengua ha de sangrar”, aquí ya no tenemos un carácter iluminador sobre el receptor, no dice “has de comprender tu error” o “has de enmendar tu camino”, efectos que indicarían un deseo de bienestar para el otro, lo que las volvería una bendición, son efectos que buscan generar malestar en esa persona, UNA MALDICIÓN EN TODA SU EXTENSIÓN!.
CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE UNA MALDICIÓN:
Una maldición es un acto o expresión de deseo que busca atraer el infortunio, inhibir la voluntad, dañar o provocar mala suerte a una persona, grupo de personas, objetos o lugares, independientemente de si esto se atiene o no a un sentido de justicia universal, basta con que quien la pronuncia crea que es justo. Las maldiciones son comunes en diversas culturas y tradiciones, se consideran una forma de magia o encantamiento negativo. Pueden ser pronunciadas verbalmente, escritas o realizadas a través de rituales específicos.
Para considerar si este decreto es una maldición, evaluaremos si cumple con las características esenciales de estas:
1-Intención Negativa: El decreto claramente desea un mal (trabar y sangrar desde la lengua) a aquellos que hablen mal del sujeto.
2-Ritual o Hechizo: Aunque no se especifica un ritual detallado, la forma del decreto corresponde a un encantamiento verbal.
3-Creencias Culturales: En muchas culturas, la lengua es vista como un símbolo poderoso relacionado con la verdad o con su ausencia, del chisme y la calumnia. Las consecuencias relacionadas con la lengua (trabar y sangrar) son castigos simbólicos fuertes.
4-Duración y Alcance: El decreto no limita temporalmente el castigo, sugiriendo una duración indefinida cada vez que se incumpla la condición, una maldición de por vida.
Como lo mencionamos anteriormente las maldiciones son deseos de infortunio dirigidos a alguien. Este decreto claramente encaja en esa categoría al usar símbolos poderosos como la lengua. Al invocar consecuencias físicas, como el trabarse o sangrar, se puede ver la relación simbólica entre el mal uso de la palabra y su castigo decidido unilateralmente por quien lanza la maldición.
¿SU USO TIENE IMPLICACIONES KÁRMICAS?
El karma es una fuerza natural, de naturaleza ajena a la moral y creencias de las personas, se atiene únicamente al normal flujo y balance de las fuerzas cósmicas, dado que toda acción se asocia a un karma es también una fuerza inevitable, una ley natural.
Cualquier acción que realicemos está sujeta al karma y la naturaleza de esta reacción será proporcional a la acción, pero independiente de la intención real. Para dar un ejemplo mundano, si una persona toma un revolver que cree descargado, apunta a otra persona y dispara pensando que no hará ningún daño, pero al hacerlo descubre que estaba cargada al ver que una bala ha impactado a la otra persona, entonces deberá asumir esa consecuencia, puede que no supiera que el arma estaba cargada, pero la consecuencia es un hecho y deberá hacerse cargo de ella, en lo mundano eso implicará un proceso judicial donde se sopesará los eventos y donde su intención inicial tendrá poca incidencia, disparó un arma contra alguien más, que supiera que estaba cargada o que quisiera matar a esa persona son elementos circunstanciales que poco pueden afectar el balance del juicio.
Igualmente, el que alguien use esta maldición previamente analizada sin saber que consecuencias kármicas tendrá ni le libra de estas, deberá asumir igualmente el costo de haber maldecido a otro, haciéndose cargo en esta vida o en una posterior del daño que cause a su víctima. Creer que se es un ser de luz o que las intenciones se someten a una voluntad superior divina no es excusa, una maldición es un arma mágica y el hecho de haberla usado tiene una consecuencia de la que no se puede escapar sin importar como se argumente, ya que al universo no le interesan sus creencias, solo el balance cósmico cuenta y usted lo habrá roto.
CONCLUSIÓN:
En muchos casos, las maldiciones también están ligadas a conceptos de karma o retribución, donde el mal que se desea a otros puede eventualmente regresar al que lanzó la maldición, ya sea como rebote inmediato al enfrentarse a un objetivo de mayor poder o posterior como una consecuencia kármica de corto, mediano o largo plazo.
No deja de llamar la atención que innumerables centros de estudios que se tildan de “magia blanca” o “seres de luz” recomienden en sus redes sociales una maldición como vía para solucionar los conflictos, esto puede advertirnos sobre una doble moral “le rezo a Dios pero trabajo con el diablo” o directamente una profunda ignorancia, tanta que un análisis como el visto en este artículo, que trata sobre conjugaciones que cualquier niño de primaria conoce como parte de su educación formal se escapan de su rango de visión.
El uso de energías, decretos, hechizos o cualquier práctica asociada a la magia conlleva una gran responsabilidad, del mismo modo que lo es la posesión de un revolver en lo mundano, pero en lo mundano existen muchas leyes que regulan la posesión, porte y uso de armas de fuego, que limitan para que personas ignorantes de su uso apropiado, así como personas mental o moralmente inapropiadas (y potencialmente peligrosas para la sociedad) puedan tener acceso a ellas, no obstante, la actitud inescrupulosa, la ignorancia y ambición tanto económica como de atención de muchos supuestos expertos hace que circulen libremente decretos como este que son armas energéticas con las que se puede causar mucho daño, tanto a quien es víctima de estas maldiciones como a quien las conjura.

Firma: 
Mario E.C. 
El Boticario Mágico® 
(CRIN Nº2022-S-105) 
Gestor, Diseñador & Autor
