En un mundo donde la estabilidad laboral es cada vez más incierta, muchas personas han encontrado en el esoterismo una vía de escape ante condiciones de trabajo desfavorables. La precarización laboral afecta a diversas áreas, pero en sectores como el diseño gráfico, la comunicación y el arte, esta realidad es aún más evidente.
La constante inestabilidad laboral ha llevado a muchos a buscar alternativas, y entre ellas, el esoterismo se ha convertido en una opción viable. No es casualidad que el tarot, la astrología y otras prácticas ocultistas sean, para muchos, más que un pasatiempo: representan una fuente de ingresos más estable que un empleo formal. Un ejemplo interesante es Aleister Crowley, reconocido por su legado en el ocultismo, pero menos conocido como diseñador gráfico. Es probable que, como tantos otros profesionales creativos, haya recurrido a la magia no solo por vocación, sino también como una vía de sustento ante la precariedad laboral.
¿CUAL FUE MI EXPERIENCIA EN LAS ESCUELAS DE MAGIA?
En el esoterismo, donde la energía y el poder personal son fundamentales, también encontramos este tipo de dinámicas. Existen escuelas de magia, centros de estudio y supuestos maestros espirituales que no son lo que aparentan. Se visten de conocimiento y sabiduría, pero detrás solo buscan explotar la necesidad ajena, vendiendo ilusiones a quienes buscan respuestas.
En su momento yo mismo dí clases en una escuelita esotérica como profesor de “Historia de la Magia”, para más de 1200 alumnos, cuyos directores querían convencerse, de que era un beneficio para sus relatores pagar $35.000 por clase, indistinto la cantidad de alumnos e indiferente la cantidad de horas. Es decir, mientras los directores de la escuela ganaban $30Millones por mi contenido, a mi me pagaban $35.000 lo que en términos porcentuales no sería ni el 0.12%. Lo que significó hacer una cantidad de informarción excesiva que, claro está, los aludidos deben seguir utilizando hasta estos días.
Como los alumnos que los seguían ignoraban que realmente los relatores no tenían contrato ni siquiera emitían boleta de honorarios, se creían en el derecho de exigirme responder las preguntas que tuvieran. Bien recuerdo una alumna que en su descaro absoluto me envió una lista de 120 Preguntas, que según ella se habían deslindado de mis clases. ¿Pero que le impedía a la aludida estudiar por si sola? Si hay algo bien cierto en este rubro, es que nadie realmente tiene el tiempo ni la disposición de profundizar en sus estudios, prefieren la vía fácil, que le den en la manito, una cajita con un moño con toda la pega hecha. Yo en realidad, no le respondí con texto las 120 preguntas, sino astutamente con enlaces a paginas web para que pudiera profundizar en ello. Nada peor para un flojo que lo manden a leer. Luego como si ya esto no fuera poco, sucedió que por aquellos años yo debía someterme a una cirugía mayor y habiendo ya salido de ella, estando en casa tolerando los tremendos dolores que eso me produjo, me escribió día Viernes a las 2 de la mañana otra alumna exigiendo que le enseñara sobre el Tetragrammaton, una información que bien pudo haber encontrado buscando por Google, pero los psicópatas siempre prefieren tener la oportunidad de hacer sufrir a los demás gratuitamente para satisfacer sus propios sádicos impulsos. La experiencia me pareció que rayaba en lo bizarro, humorístico y una desubicación descomunal, la reina de hielo pretendía que su súbdito el profesor le respondiera sus dudas, estuviera este o no convaleciente tras una cirugía. Como claro está, le aclaré cual era mi situación para mi sorpresa la pequeña dictadora, no contenta con reclamarme que “yo se lo había dicho” salió corriendo a acusarme con los directores de esta escuela. Ignorando que yo no tenía contrato alguno. Básicamente en ese lugar uno daba la clase para cientos online, te pagaban y ya. Pero obviamente la idea era vender una aspiración convenciendo al resto de que eran más serios, algo así como una universidad. Lo que provocó inevitablemente que los alumnos se sintieran en el derecho de abusar, exigir e insultar, no digo que en todos lados sea igual, pero en el caso particular de escuela de magia, el mal trato de los alumnos a los relatores era el pan de cada día. Siempre me pregunté si esta gente podría al menos sopesar lo que involucra faltarle el respecto a un practicante de Magia, en este circulo todo tiene consecuencias y cuando un alumno se excede, se lleva el premiado para la casa. Lo que aún no comprenden en el esoterismo nacional es que las universidades están acreditadas y cuentan con un equipo de docentes con profundos conocimientos en la materia. Nunca existirá algo como una “Universidad de la Magia” simplemente porque la gran mayoría ha adquirido sus conocimientos de manera informal.
Por ello, algunos relatores sienten la necesidad urgente de formar parte de escuelas reconocidas o de asociarse con figuras de renombre, solo para poder decir que fueron alumnos o aprendices de algún maestro prestigioso. Esto se debe a la falta de un organismo rector serio que valide sus conocimientos.
Al igual que en la Academia de los Óscar, en el esoterismo chileno muchos se autoconceden títulos, grados y premios para convencer a los demás —y a sí mismos— de su importancia. Sin embargo, en el mundo exterior, a la mayoría de las personas les tiene sin cuidado si usted ha alcanzado el grado 33 en la Masonería o si se ha “titulado” en su escuelita Wicca, ya que la escala de medición del éxito es completamente distinta.
Tras mi partida de ese lugar, quedé con ese trago amargo de haber estado en un sitio cuyo único propósito era aprovecharse de la ingenuidad ajena y sacar provecho de aquello para auto-conferirse conocimientos de los que carecen.
La enseñanza clave aquí es la misma en ambos mundos: poner límites. En el esoterismo, trazar un círculo de protección no solo sirve para rituales, sino también en la vida cotidiana. Proteger tu energía, tu tiempo y tu conocimiento es un acto de poder. Si permites que otros definan tu valor, estás cediendo tu fuerza.
Así como en el ámbito mágico sabemos que hay entidades que se alimentan del descuido y la ignorancia, en el mundo material hay empresas que buscan devorar la voluntad de quienes no saben o no pueden defenderse. Por eso, reconocer estas dinámicas y alejarnos de ellas es más que una elección profesional: es un acto de respeto hacia uno mismo.
Si algo me enseñó esta experiencia es que no se trata solo de encontrar un buen empleo o un maestro confiable, sino de identificar a aquellos que no conocen límites y asegurarnos de que no crucen los nuestros.

Firma:
Mario E.C.
El Boticario Mágico®
(CRIN Nº2022-S-105)
Gestor, Diseñador & Autor
