LA PARANOIA RELIGIOSA: UN MAL QUE DIVIDE

En un viaje en micro desde el Centro de Santiago a mi hogar, me encontré con un pasajero que llamó mi atención por sus coloridos tatuajes. Muchos de ellos reflejaban una fascinación por lo místico, esotérico y novelístico. Intrigado, me acerqué para preguntar sobre el significado de cada uno.
Yo: “Hola, disculpa la interrupción, pero tus tatuajes son realmente llamativos. ¿Podrías mostrármelos?”
El Pasajero: “Claro, sin problema… este es Poseidón… esta es Atena, este es un vampiro con calaveras en los pies, esta es la muerte con su guadaña y este es sigilo de Lucifer… pero el mejor de todos es este”… se quitó el gorro y reveló su cabeza calva…”aquí está Cthulhu, ¿has leído a Lovecraft?”
Hubo un breve silencio mientras el hombre fijaba su mirada en mi pentagrama, me observaba vestido de negro y con el anillo de Salomón.
Por un momento, el silencio se convirtió en un puente entre nosotros, como si ambos estuviéramos evaluando al otro, tratando de descifrar algo más allá de las apariencias físicas creando una atmósfera intrigante en el reducido espacio del autobús.
Finalmente, el pasajero tatuado terminó el silencio con una sonrisa irónica, rompiendo el hielo con un comentario inesperado:
“Oye, por si acaso, soy un Hijo de Dios, un Cristiano devoto!! y quiero que sepas que entre tú y yo hay una pared infranqueable. Jamás abandonaré mis creencias. Si quieres que crea en el Diablo, estás equivocado. No es una pared, es el muro de Berlín. Jamás seré “de los tuyos”. ¿Entendido?
Yo: ¿¿¿¿¿??????
El Pasajero: “No me vas a engañar, con esa estrella diabólica en tu cuello. No tengo nada que decirte.”
Yo: “Perfecto, me bajo, este es mi paradero…”
Lo jocoso e irónico de esta situación es que mi pentagrama es un Tetragramatón, pero para él representaba algo maligno.
Aunque esta experiencia pueda parecer peculiar y única, es sorprendentemente común. Muchas personas se tatúan simplemente porque “les gusta” ciertos símbolos o personajes, sin comprender realmente su significado o sentir afinidad con ellos, a veces inclusive lo hacen por moda sin pensar en los efectos que provocarán en su entorno, no porque tengan runas tatuadas quiere decir que sean Odinistas y así…
De la misma forma, hay muchos que aparentan ser practicantes de Magia o brujas, porque utilizan el vestuario apropiado como una herramienta para convencer al resto, pero eso no quiere decir necesariamente que tengan conocimiento de causa. En mi vida he conocido a grandes hechiceros, pero ninguno de ellos ha usado un outfit ad hoc, para evidenciarlo.
Una cosa es Ser y otra es parecer.
Ahora bien, con respecto a la reacción del pasajero, la lección aquí es que el prejuicio y la paranoia religiosa pueden dividirnos, creando muros imaginarios que nos impiden entender y apreciar las diferencias de los demás. En un mundo diverso, es crucial practicar la apertura mental y el respeto hacia las creencias y elecciones ajenas, en lugar de juzgarlos superficialmente.

Firma:
Mario El-Far C.
El Boticario Mágico®
(CRIN Nº2022-S-105)
Gestor, Diseñador & Autor