Las farmacias actuales son, con seguridad, poco ilustrativas respecto de la apariencia de una botica colonial. Ellas, al igual que hacían los yerbateros de modo itinerante, expendían plantas medicinales frescas y desecadas que podían ser aplicadas sin que fuera indispensable extraer de ellas sus principios activos.LEER MÁS →

Hacia el siglo XIX, renombrados científicos habían descrito y recopilado gran parte del patrimonio medicinal herbolario del territorio chileno, y lo plasmaron en recopilaciones y catálogos que se organizaban a modo de un diccionario, con las propiedades curativas singulares de cada planta, o bien a manera de un catálogo de enfermedades, en el que cada una incluía un listado de vegetales terapéuticamente efectivos.LEER MÁS →